miércoles, 13 de diciembre de 2006
52.Día 21: RESIGNACIÓN
Antes de que yo hubiera terminado con mis pensamientos, la maestra ya había organizado a los niños para cantar unas canciones a los "mzungus" y para salir a recoger los chinos que necesitaban para jugar al dichoso "Bingo". Quise entonces hablar con ella, que estaba ayudando a los niños mas pequeños a recoger las piedrecitas y le pregunte que si alguien le había informado antes de nuestra visita. Ella me dijo que no. Yo le di mis más sentidas disculpas por parte del grupo, ella con humildad me miró y con un leve amago de sonrisa me dijo que no pasaba nada, y que el bingo al tratar de los números también podía ser útil para la clase.
Fue ese día, allí en Marsabit, y no antes, donde aprendí el valor de la resignación, cuando antepones los intereses de otros a lo más preciado que tienes: tus ideas y tu dignidad. Y aquella maestra realizaba la labor mas digna del mundo aunque esos imbéciles fueran incapaces de verlo, y pudieran interrumpir sin el menor asomo de discreción aquella lección que recibían los niños ese día. Allí lo vi claro, nuestra sociedad es capaz de criticar la posición de la mujer en África, de atizar contra la iglesia por el trato a la mujer, incluso lo argumentamos, pero somos incapaces de ver que nosotros nos creemos ciudadanos de primera clase del mundo, y podemos condenar y menospreciar a los africanos, y a otros muchos, como seres de segunda clase, sin los mismos derechos, sin la misma dignidad, y sin las mismas oportunidades. Y no hablo solo de los países lejanos, también hablo de los inmigrantes. Así contado, con toda la furia que me viene al recordarlo puede parecer algo ajeno a quien lo lea, pero yo ese día puede reconocer en esos italianos a gente con la que trato durante el día, a mis propios amigos (!!), y de algún modo, a mi mismo. Fue un descubrimiento muy doloroso. Ese día no pude grabar nada (no quise), estaba demasiado confundido. Me hubieran dado ganas de sacar a esos italianos a patadas de la clase, pero en vez de ello me resigné (en solidaridad con aquella mujer), confiando en el criterio de la hermana Betta en todo aquellos que pasaba. Ahora bien, no oculte mi profunda repulsa a ese Bingo, aunque estaba demasiado absorto con mis pensamientos como para hacer caso a otra cosa. Llegó la hora de los regalitos y los caramelos. Los niños que se quedaron sin ropita se fueron con un jabón y un boli. Había también muchas madres a las que se avisó del evento, que disfrutaron del día (al menos ellas pudieron comprender el mecanismo del bingo, los niños apenas llegaron a enterarse de lo que pasaba allí). Los italianos también parecían satisfechos (por su buena labor), pero supongo que por mi cara de perros muertos no compartieron conmigo esa alegría. Aprecié profundamente que todo aquello se terminara, y con respecto a los italianos, cuyo egoísmo e inconsciencia iban cada vez mas lejos, no volvería a unirme a ninguna de sus excursiones y agradecí que al poco dejaran de invitarme a las mismas. Por mi parte, no volvería a grabar ni hacer fotos en según que sitios, sin antes preguntar a los responsables, y comentar la labor documental que hacia. La maestra, nos acompañó en el coche (siempre un Land Rover donde nos apiñábamos), hasta la plaza del pueblo. Me interese por aquella mujer, que tanto me había impactado, y la hermana Betta me comentó que de hecho era muy buena maestra, que con todos los problemas que había con los empleados (falta de seriedad, pereza, impuntualidad, falta de asistencia, mala labor...), ella era una de las escasas personas en las que confiaban. Nunca faltaba a sus clases, estaba muy comprometida con los niños, y era muy trabajadora.
No puedo olvidar la imagen de aquella mujer perdiéndose entre la muchedumbre en la plaza de Marsabit bajo la tenue lluvia de ese día. Ella, y otras pocas personas de su valía, tenían sobre sus espaldas la enorme responsabilidad de levantar el país. Eran los portadores de la esperanza y el futuro de todo un pueblo.
51.CORRUPCIÓN INSTITUCIONALIZADA
lunes, 11 de diciembre de 2006
50.CIUDADANOS DE SEGUNDA CATEGORÍA (segunda parte)
49.CIUDADANOS DE SEGUNDA CATEGORÍA
48.Día 20: LA TECNOLOGÍA NECESARIA
47.TURISMO SOLIDARIO: SE COBRAN ENTRADAS PARA VER A LOS NEGRITOS
46.CONFLICTOS TRIBALES
A escala regional la cosa empeora. En los poblados la mayor riqueza del hombre son los animales de granja (vacas, cabras…), y todo comienza con el robo de animales, o ajustes de cuentas entre miembros de tribus fronterizas. Las revanchas agudizan las hostilidades y al no existir policía, ni justicia (de facto) la cosa suele acabar en tragedia. El año pasado Jesús Lobato y el padre Juversinho fueron trasladados de la misión que tenían en un poblado al norte de Marsabit tras las matanzas. Otro misionero que llevaba una furgoneta llena de personas de la parroquia fue detenido en la carretera por unos bandidos que sacaron a todos y los mataron, dejando solo al misionero con vida. Y aquí no se discrimina, se matan a mujeres y niños. Y si no hay armas, se utilizan palos y piedras. La labor del equipo pastoral donde participan los religiosos ha sido muy dura e intensa, y se pensaba que se habían conseguido resultados. Lo del año pasado ha supuesto un mazazo tremendo para la moral de los que trabajan por la paz en la zona. Según la hermana Betta, la situación se agrava por la entrada de dos nuevas variantes. En primer lugar la llegada de la política y el "poder" de dirigir las regiones ha creado una nueva competición entre tribus que procuran que sus miembros alcancen cargos importantes para poder sacar beneficio de ello y perjudicar al enemigo. En segundo lugar, el nuevo mercado de las armas de fuego ha facilitado la tarea de matar (los famosos, baratos, y efectivos Kaleshnikovs): te escondes detrás de la maleza y sólo necesitas apretar el gatillo. Alguna vez nos encontramos por las carreteras pastores que llevaban colgados al hombro los enormes fusiles. Uno de ellos, de unos 17 años nos miraba fijamente mientras mascaba un tipo de hierba. Tenía una cara de paleto impresionante. Dirigía a un grupo de cabras con un palo, mientras el fusil, colgado al cuello, se balanceaba pesadamente bajo su brazo derecho. Solo verlo daba tanto miedo que parecía recién salido de una pesadilla.
45.Día 19: TURKANAS, SAMBURUS, RENDILES, GABRAS Y BORANAS
En Kenya existen 24 tribus, agrupadas por zonas. A grandes rasgos cada tribu tiene sus propias tradiciones y su lengua propia, siendo el swahili la lengua de comercio que procede de la costa, y que se ha constituido como lengua oficial. Sin embargo la urbanización de Kenya y la influencia exterior han creado muchos cambios que están cambiando a gran velocidad la conformación del país. Por lo que he visto, el norte al estar tan mal comunicado conserva mejor la tradición que la zona sur, que se ha desarrollado según los criterios de modernidad que imperan en el mundo. Pero aun así, la transición que viven estas sociedades se manifiesta de muchas formas: las cabañas utilizan nuevos materiales (latas, plásticos y cartones), las mujeres se cubren los pechos, las vestimentas se occidentalizan (sobre todo los hombres), la llegada del calzado…Internamente las mentalidades también cambian: llegan religiones que portan nuevas y beneficiosas ideas, la medicina natural se ve menos efectiva que la de los hospitales, se abandona una vida nómada para crear infraestructuras estables, y la educación primaria ha revolucionado del todo la convivencia entre chicos y chicas, suponiendo además un cambio drástico en la preparación y el razonamiento lógico de los jóvenes. La vida rural va decayendo para dar lugar a nuevos fenómenos como la migración a las ciudades (slums, nuevos estilos de vida, etc).
De cualquier modo, la tradición sigue bien arraigada e incluso en las urbes las distinciones entre tribus son claras y los ritos se siguen cumpliendo. Lo más común es la circuncisión, y ceremonias de matrimonio, danzas y cantos para la lluvia, la caza... En el norte del país, la circuncisión femenina es común (la conocida ablación). Nuestro guía Andrew, conocía el impacto de esta práctica en nuestras mentalidades occidentales, sin embargo el había circuncidado a todas sus hijas, porque si no, no había manera de casarlas. La cultura y la tradición tienen raíces profundas, y es algo que no cambia con facilidad.
44.LA HISTORIA DE LA SIMPATICA AMISTAD ENTRE SAMBURUS Y CHECOSLOVACOS
43.Día 18: LAS LLUVIAS DE OTOÑO
Por la noche conocí a un grupo de cuatro italianos que estaban unos días allá visitando el lugar y venían de una diócesis de Italia. Compartíamos historias y los italianos contaban las anécdotas de sus excursiones. Esa noche las misioneras nos contaban como hubo un tiempo que los elefantes iban por la noche, metían las trompas en los bidones y succionaban de un golpe toda el agua. A mi esto de encontrarte un elefante en el jardín como quien no quiere la cosa, me dejaba medio loco. Pero no seria la única historia que me impresionara. Ese día tuve la oportunidad de escuchar una de las historias más simpáticas y graciosas que he escuchado en mucho tiempo.
42.TERRITORIO MUSULMÁN
Sin embargo, la hermana Betta me dijo que allí en Marsabit, tanto ellos como los cristianos eran respetados y no existía rivalidad entre religiones, que la rivalidad verdadera era entre tribus. Los misioneros han levantado allí las primeras escuelas y centros de salud y hay un profundo respeto y buen trato por parte de los musulmanes, lo cual no quita que en zonas concretas haya recelo y se hayan dado malas experiencias. Para la hermana Ornella todas las religiones tienen cosas buenas que enseñar, (conocía bien el Corán y hablaba con propiedad), pero ahora le preocupaba que los sermones en las mezquitas (había muchísimas en Marsabit y alrededores) atacaran al cristianismo, en vez de hablar de sus ideas propias.
Sea como fuere, el Islam conecta mejor con las tradiciones de las tribus del norte de Kenya, por compartir cuestiones como la poligamia, la figura de la mujer en la sociedad y el acceso a la posición de Imán, relativamente más fácil que con la religión cristiana. De hecho, suelen ser las mujeres las más interesadas en el mensaje de Cristo, y por ello esa tarde teníamos una reunión con un pequeño grupo de ellas. La aldea era una preciosidad, en lo alto de una colina, se avistaba el inmenso desierto de piedras y tierra seca que se extendía hasta el horizonte. Allí la gente era analfabeta. Sor Betta, me dijo que a eso lo llamaban primera evangelización, que era algo tan sencillo como llevar el mensaje de Jesucristo a sitios donde nunca antes había sido escuchado, siendo una labor dura, con pocas gratificaciones, y muchas dificultades. A mi eso de ir a evangelizar a la gente, no me agradaba demasiado en un principio, como idea me producía un cierto rechazo, pero sentía curiosidad. En una choza con un pequeño huerto, un par de cabras y algunas gallinas, nos esperaban tres mujeres, y algunos niños. Vestían con telas preciosas de colores pardos, azules y violetas que envolvían su cuerpo, tapando el pelo, y dejando descubierta la cara, pero no porque fuesen musulmanas, sino porque así visten tradicionalmente las mujeres de la tribu Borana. Vestían como nosotros conocemos la imagen de la Virgen Maria, algo típico en los pobladores de las zonas desérticas, donde necesitan protegerse del polvo. Comenzó la reunión donde hablaban y discutían en swuahili de pasajes de la Biblia. Sentado en el suelo, me quede un poco al margen como espectador privilegiado. No voy a contar todo aquello que paso por mi cabeza esa tarde, necesitaría otro Blog, pero en esa choza comprendí muchísimas cosas. Tengo una imagen grabada en la memoria: Delante del fondo marrón de la pared de la choza, con la luz tenue del atardecer, tres mujeres están sentadas en el suelo, con mirada atenta escuchan a una persona que ha llegado al poblado con una cruz como símbolo colgado al cuello. Era como si hubiera retrocedido cientos y cientos de años en el tiempo, y estuviera contemplando en primera persona el nacimiento de nuestra civilización.
41.Día 17: KENYA: EL LUGAR DONDE NAUFRAGÓ EL ARCA DE NOE
En el este de África existe una falla que cruza en vertical varios países y ha dado lugar a unas condiciones geológicas muy especiales, es la llamada región de los grandes lagos, y el famoso Rift Valley, estas grandes planicies con algunas colinas, son ricas zonas de pasto, con un clima constante durante el año; lo que ha permitido toda esta biodiversidad. Es todo un laboratorio de la naturaleza. Llegamos a una zona en la que la maleza no permitía ver a ambos lados del camino, Jesús Lobato dijo que a ver si teníamos suerte, pues esa era la zona estratégica para los atracadores, que salían armados y te quitaban todo. Por suerte no paso nada, pero se me quedaría grabado ese lugar en forma de pesadilla. También atravesamos varias aldeas y poblados indígenas, pudiendo ver en primera línea las casas de tejados de paja, las vestimentas tradicionales de esas gentes, las lanzas, los adornos y pinturas… Yo me veía como en un cuento. Por lo general eran pastores, y había muchos animales de granja, lo más pintoresco fue ver tantos dromedarios.
Hicimos una parada en una misión cercana para entregar unos paquetes y me dispuse a hacer unas cuantas fotos a las misioneras. Cerca de donde estábamos había una mujer preciosa, y es que en áreas rurales las mujeres están más limpias y lustrosas que en las periferias de Nairobi, ésta en concreto vestía tradicionalmente con telas y collares bellísimos, además era más alta que yo, y muy esbelta. Yo estaba totalmente enamorado, y les pedí a las misioneras que posaran con ella, fue entonces cuando ella abrió la boca para pedir dinero si quería la foto, y descubrí que no era ni más ni menos que el mismísimo "cuñao" africano, cada diente por su lado. Mi sueño romántico de la bella y dulce indígena se disolvió tan pronto como había aparecido. Por lo demás, se notaba el cambio que sufrían aquellas sociedades, las cabañas se realizaban con materiales como cartones y plásticos, los habitantes empezaban a comercializar sus artesanías, los vestidos tradicionales convivían con nuevas prendas de vestir, y se veían latas y cartones, reciclados para otros usos, que en el pasado portaron ayuda humanitaria (sobre todo de Estados Unidos).
Según me habían contado Marsabit era una ciudad en zona desértica, pero cuando llegue me encontré un vergel verde y húmedo, y un pueblito un poco pintoresco. Al llegar a la casa recibimos la calurosa acogida de los padres. Había tres hermanas, yo le portaba un saludo afectuoso desde España de una antigua compañera de ellas, y que yo conocía de hacia tiempo (Sor Esperanza), las note frías y un poco distantes. Con el tiempo descubriría que eran exactamente lo contrario. Y por si mi idea sobre lo que podía ser una monja se había roto hacia tiempo, ahí estaba Sor Betta para destrozarla por completo.
lunes, 4 de diciembre de 2006
40.UN INMENSO JARDÍN BOTÁNICO
Los misioneros combonianos, tienen un cada país, una casa-base, que se llama “Casa Provincial” con gran capacidad de alojamiento y en zona segura. Allí se celebran reuniones, mítines, retiros, y se alojan los misioneros cuando están de paso. Es también el referente para situaciones de urgencia. En la casa provincial de Nairobi se encontraban Jesús Lobato y el padre Juversinho, de México y Brasil, respectivamente, mis compañeros de viaje rumbo a Marsabit. Como había que reparar el coche, salimos tarde y así aprovechamos para ver el partido en diferido del Barcelona – Chelsea (que terminó en empate [2-2]) y que emitía la televisión kenyana. Jesús Lobato amaba la música y el cine, y sabia de nuevas tecnologías, Juversinho tenía pinta de sabio y aventurero capitán de barco. Juntos eran un espectáculo, eran viejos camaradas, bastante chistosos y descuidados pero sobre todo compañeros de muchas fatigas. Tras recoger algunos materiales, nada mejor partir hacia la aventura en un Land Rover del año de la polka. Conforme salíamos de Nairobi, la vegetación iba en aumento, y me tenía deslumbrado. El Jacaranda es un árbol que parece que tiene la hoja violeta, y es uno de los emblemas de Kenya, es alto y estilizado, pero lo que parecen hojas, en realidad son flores, que caen con facilidad, creando una especie de alfombra violeta allá donde esta el árbol. Durante el viaje vimos extensas plantaciones de piñas, bananeros, el originalísimo árbol del aguacate, y todo tipo de diseños vegetales que te daban la impresión de estar en una galería de arte. Había un árbol, con flores rojas en la copa, enormes y abiertas, cuyo nombre es algo relacionada con “llamas de fuego”. Aquí para recibir la luz la naturaleza ha encontrado las más variopintas soluciones. A mi me sorprendió que la planta del típico “Pascuero” navideño crezca aquí como árbol, y tenga las hojas rojas perennemente. El paisaje era una autentica maravilla, y atravesamos sobre todo plantaciones agrícolas, de arroz, bananas, y otros alimentos que no sabría decir. Aquella tierra tenia una magia especial, y no pude evitar el sentir una nostalgia terrible y pensar en España mientras miraba tras el cristal del coche, era como cuando te estas enamorando de algo y sin quererlo reconocer, procuras distanciarte. Empezó a caer una lluvia torrencial y vi interrumpidos mis pensamientos por la sonora carcajada de Jesús Lobato: pese a las reparaciones, a la vieja maquina que conducía no le funcionaban ya los parabrisas. Era como para matarnos literalmente por esas carreteras de Dios con tantos baches y tan estrechas, pero mis compañeros se lo tomaban con toda la guasa. Así hicimos el viaje hasta llegar a Nanyuki, donde nos quedábamos a dormir en otra casa de misioneros. Atravesamos unos cartelitos que decían que estábamos pasando por el Ecuador, no es por nada, pero estos detalles me parecen simpatiquísimos.
El paisaje había cambiado y nos adentrábamos en una zona de grandes planicies y menos urbanización. Desde allí se podía avistar el Monte Kenya, (la segunda montaña más alta de África), pero normalmente estaba envuelto entre nubes. De todos modos era un espectáculo ver esa enorme extensión de terreno con esa columna blanca de nubes en solitario. Confiamos en tener suerte al día siguiente para poder verlo. Cuando fuimos a reparar el coche, pude ver en el taller un enorme y flamante Níspero, mucho más grande que el árbol que tengo en el patio de mi casa en Granada. En este caso podía medir
39.AMISTADES ASIÁTICAS
En las noticias televisivas y en los periódicos, no era raro encontrar menciones a Asia, que cada vez tiene mas presencia en el Este de África. El presidente de Kenya, Kibaki, estaba realizando por entonces una visita a China, un país del que reciben inversiones muy importantes. No obstante, la influencia más importante procede de
38.Día 16: ATASCO EN LA CABEZA
Ya estaba todo arreglado para ir rumbo a Marsabit, y yo estaba más feliz que una perdiz, pero como había quedado con los misioneros a las 9 en la otra punta de Nairobi, salimos a las 6, pues el tráfico en la ciudad era terrible. De hecho llegaríamos por los pelos. Encarnita me acompañó porque tenía otros recados que hacer, y conducía Peter, el chofer de la parroquia. Y no penséis que esto del chofer son reminiscencias de la época colonial; es una cuestión de supervivencia, porque para conducir en Nairobi o hay que ser muy valiente, o muy inconsciente, o hay que haber nacido en la urbe y conocer las calles.
Era un hombre agradable y hablador, le interesaba todo lo que tuviera que ver con coches y motores. En tres horas de atasco te da tiempo a hablar de todo un poco y Peter sabía conversar; empezamos con Kenya, los asuntos personales, la familia y la política, hasta que se creó el debate sobre la situación de la mujer. El defendía un orden, donde la figura del hombre prevalecía por cuestiones prácticas, y pensaba que la europeización de Kenya había traído cosas malas como el nuevo concepto de mujer dispuesta a mandar. Poco más o menos yo debatía sus ideas, pero sentencié lo bueno y lo malo, hasta crear cierta tensión en el ambiente y cortar la conversación de algún modo. No tarde mucho en arrepentirme y darme cuenta de mi solemne estupidez y de mi enorme bocaza de europeo arrogante. Había desperdiciado una buena oportunidad de conocer la mentalidad de una persona de Kenya, que además me hablaba con humildad y apertura, por la tonta necesidad de dar a conocer mis puntos de vista y de hacerlos valer. Desde luego, hablar de humildad es tan fácil, como difícil es llevarla a cabo. Ya con la conversación menos animada gracias a mi intervención de niñato europeo, pude fijarme mejor en la ciudad y sus árboles. Podría hacer uso de la expresión mas utilizada de la historia y decir que “Nairobi es una ciudad de contrastes” y no dejaría de ser cierto. Aquí las casas de los ricos se expanden a lo ancho, con grandes parcelas de terreno de jardín, y árboles enormes de todo tipo. Muchas eran de la época colonial, bajas y con porches, de gran belleza. Sin embargo, lo más llamativo y bonito de Nairobi, eran otros edificios totalmente inesperados, y que si preguntara a cualquiera jamás adivinaría. No eran ni más ni menos que flamantes y estilizados templos hindúes.
37.IGNACIUS
El catálogo ya estaba terminado y había quedado muy profesional (existía un abismo en comparación al antiguo), yo estaba bien orgulloso, pero no conseguiría sacar la opinión de estos misioneros, que como grandes negociadores siempre se reservaban sus pensamientos, sin embargo un brillito en los ojos de la hermana Carmina me dio a entender que le había gustado mucho. Mi compañero de trabajo, Ignacius estaba también contento, y ya preparábamos una sesión fotográfica en la cual las estudiantes posaran con sus creaciones (chales, camisas, faldas…), daba gusto trabajar con él. Era una persona silenciosa y reservada, muy abierto a nuevas propuestas y con capacidad para escuchar. Tras varios días trabajando juntos, esa tarde hablamos de cosas aparte del catálogo. Él vivía en Korogocho, y como otra gente de allí, tenia medios para vivir en otro lugar, sin embargo el amaba su barrio y sus gentes. El disfrutaba del tumulto, de esa vida en comunidad donde se compartía y se ayudaban. Estuvo un tiempo viviendo fuera y le pareció muy aburrido, en Korogocho siempre encontraba gente conocida, y tenia muchos amigos, sin embargo sufría los problemas internos y haría cambios en todas las infraestructuras del barrio y las medidas de higiene, pero a la gente no la cambiaba. Daba gusto escucharle, rebosaba autenticidad. Yo de algún modo envidiaba esa conformidad, esa satisfacción con lo que uno tiene, esa tranquilidad y ese amor con el que hablaba de su hogar. Si todos fuéramos así, el mundo viviría en paz consigo mismo.
36.TRANSICIÓN
Por la mañana, tras las despedidas pertinentes, me encaminé hacia mi nuevo hogar. Dennis me acompañó pues le pillaba de camino, y me sorprendió con un regalo, una pulsera Masai, y una carta. Una vez mas, la carta no era mas que un conjunto de bonitas y exageradas palabras de amistad profunda, para contar con mi hospitalidad por si venia a España, o lo que pudiera surgir.
Ya en Kariobangi pude hablar de todas mis impresiones con tranquilidad con Encarnita, y compare los dos modos de trabajar de las dos comunidades. Ellos estaban en todo el meollo, y trabajaban muy humanamente, consultas, visitas, acompañamiento, estando muy volcados en el aspecto religioso y los sacramentos, siendo referentes para la gente. Ellas por el contrario trabajaban mas las cuestiones vitales de educación y sanidad, creaban infraestructuras, daban oportunidades reales, generando empleo y creando redes que permanecían una vez ellas no estuvieran, trabajando codo con codo con los kenyatas, y metiéndose en los problemas, buscando soluciones. Para mi ellas ponían toda la carne en el asador (y más), su trabajo requería mas esfuerzo y sacrificio (a todos los niveles) y estaba claro que yo comulgaba mas con esta forma de trabajar (igualmente tengo amigos que cogerían claramente la otra vía). Al finalizar mi exposición, Encarnita me dijo que había definido más o menos los dos típicos estilos combonianos.
Tras el rato de charla fui a mi nueva habitación. Podría contaros el regustillo de que estuviera limpio, el placer de tener una mesa, que hubiera un retrete donde sentarme, pero a decir verdad en aquel momento yo solo tenia ojos para esa maravillosa visión que tenía delante de mi. Colgando del techo, justo encima de la cama, había una preciosa y adorable mosquitera blanca.
35.Día 15: AFRICA ES, CON JUSTICIA, UN NOMBRE DE MUJER
La mañana que me iba, era ya la cuarta que la zona centro de Korogocho amanecía sin suministro de agua. Los habitantes del slum iban cargados de bidones amarillos que llenaban en los barrios cercanos (yo ya tuve que hacerlo y esos bidones pesan una autentica barbaridad). Había algunos niños que los arrastraban como podían y sobre todo mujeres, que ataban los extremos de una tela al asa del bidón y se lo colgaban de la frente, cargándolo sobre la espalda. Era un sobreesfuerzo y las pobres iban que les temblaban las piernas al andar, pero es que aquí las mujeres son tratadas como mulas de carga y la típica imagen de mujeres portando cosas encima de la cabeza podría simbolizar perfectamente el status que tienen en la sociedad. No se veía a ningún hombre cargando bidones a no ser que utilizara una buena carretilla o ayudado por tecnología. El papel del hombre con la llegada de la modernidad en gran parte del país ha quedado tan desdibujado y borroso que da hasta pena: violentos, borrachos, maltratadores, irresponsables, vagos… Pocos hombres dan la talla y crean una fuerza constructiva para una sociedad muy machista que se vuelca con ellos. Las mujeres por el contrario han tomado la carga de todas las responsabilidades de los hijos, del hogar, del ahorro doméstico, de la comida, de la educación... Aquí en Korogocho en muchas familias no existe la figura del padre, y según dicen los misioneros, la mayoría son madres solteras (separadas tras malas experiencias matrimoniales, por ejemplo) que se buscan la vida como pueden y cuyos hijos pertenecen frecuentemente a diferentes hombres. Yo me preguntaba a veces, que si solo hay street boys, ¿dónde están las street girls? Pues sencillamente teniendo hijos y empezando a desempeñar todo tipo de responsabilidades, porque aquí se casan jóvenes (desde los 14), y generalmente con un hombre que le supera bastante en edad. Hablando un poco a la ligera se podría decir que aquí las madres lo son TODO, los padres probablemente tan solo una fuente de problemas. Claro, en el centro de Nairobi y las zonas ricas la situación es mas similar a la de nuestros países occidentales, con discursos de igualdad semejantes, lo cual no quita que la situación de la mujer en el continente se pueda definir como la de un ciudadano de segunda categoría con muchas mas obligaciones que derechos y que sin embargo carga con todo el peso de la sociedad siendo el sustento y apoyo de la misma. Yo pienso que ellas son parte de la solución, las actuales protagonistas, la mayor parte del progreso y la prosperidad que se coseche en África les pertenece.
34.Día 14: LA ÚLTIMA CENA
Encarnita y Danielle no llegaban a encontrarse para hablar de mi situación, ella estuvo fuera unos días, el otros, y estaban de lo mas atareados. Lo que estaba claro es que a Danielle no le hacia la menor gracia que estuviera trabajando con las hermanas, y lo de Marsabit aunque en un principio pareció conforme, luego soltaba comentarios desagradables sobre mi intención de hacer turismo o de estar en un hotel. Decidí tomar la iniciativa, y como era imposible pillar al padre Danielle para hablar a solas y tranquilamente lo dispuse todo para irme a Kariobangi (Encarnita ya me dijo que la habitación estaba lista si me iba). Quise hablar con el padre John, pues esa situación no me gustaba. El estaba contento de que hubiera encontrado proyectos con los que conectaba y ya estuviera manos a la obra. Me dijo que dos meses era poco tiempo para andar preocupándome por tonterías y que daba igual el sitio, lo importante eran otras cosas. La misión para el era un hogar donde se acogía a todo el mundo, y mas si se venia a colaborar. Agradeciendo el consejo dedique la tarde ha hacer una suculenta cena de tortillas y cocina española, (a las compras tuvo que venir Crysantus conmigo, pues me querían timar en todos sitios) y como además esa noche venia otro misionero que trajo salami y vino, os podéis imaginar el festín, acostumbrados como estaban a la comida de piso de estudiantes: le hicieron fotos y todo (tenían tecnología escondida en un cuarto secreto incluso para mi, cuya pieza mas preciada era un ordenador). El caso es que fue una noche alegre donde pude finalmente agradecer la acogida y disponer mi marcha al día siguiente con motivo de mi partida a Marsabit en la madrugada dos días mas tarde. No se puede decir que me diera pena, pero echaría de menos el bullicio y encanto de esa casa, el estar en el ojo del huracán y las visitas constantes. Aun así, no me arrepentiría ni un segundo, de ninguna de las decisiones que había tomado.
viernes, 1 de diciembre de 2006
33.Día 13: ¿TRABAJAR DE VOLUNTARIO O VOLUNTARIAMENTE TRABAJANDO?
32.PEOR EL REMEDIO DE LA ENFERMEDAD
Y en lo que respecta a vosotros, amigos y familiares queridos del alma, me gustaría que prometierais que no vais a morir hasta dentro de muuuuucho, a poder ser después de mi, y de hacerlo antes, que seáis discretos y silenciosos, tras haber acumulado una abultada herencia a repartir entre pocos. Es difícil hacer una broma de esto, no sabéis lo mal que se pasa.
31.Día 12: UNA CUESTION DE DIGNIDAD
30.Día 11: QUE LEVANTE LA MANO EL QUE NO ESTE ENFERMO.
Después de cenar, sin que a nadie le impresionara lo ocurrido, vi como guardaban el jamón colgado tras una puerta. Me dijeron que era por las ratas, y me enseñaron las marcas de los mordiscos en el precario mobiliario de plástico de la cocina.
Si las circunstancias se empeñaban en continuar por esos caminos, no es que fuera a regresar curtido a España, es que ni mi madre sabrá reconocer al Rambo que llama a la puerta de su casa.
29.LAS VENTAJAS DE SER CURA EN KENYA
28.Día 10: EL MATATU LOCO
Era jueves y comencé ya el trabajo con las hermanas. Iba a realizar el catalogo, pero apenas pude hacer una introducción, pues nos habían invitado a la comunidad de Korogocho una comunidad jesuita para hablarnos de sus actividades en cuanto al sida, y teníamos que ir a la otra punta de Nairobi. Eran amigos de Dennis, y atravesamos todo el slum hasta terreno asfaltado para coger el "matatu". Como a esta gente no les gustaban las preguntas, decidí descubrir por mi mismo que era eso. Los mercados del slum son muy curiosos, y yo me distraía con cualquier cosa, hasta que escuche, ‼Corre que se nos escapa!!, sin saber a donde iba, apenas pude parar un segundo y decir ¿Esto es el matatu?, pero en realidad quise decir: ¿Aquí vamos a ir?!!. Me dieron la bienvenida la música a todo volumen, asientos apretados y cachivaches colgando por todos lados (yo me senté al lado del conductor). La única definición válida que encuentro es "especie de fragoneta tuneada", con dos empleados: el conductor y un secuaz que mantiene la puerta abierta y va gritando a la gente que el destino del Matatu, por si se quieren subir, y armado con un pedrolo golpeaba el techo cada vez que alguien se quiere subir. Si querías bajar debías golpear el techo mismamente (con la música no se escucha la voz). Con capacidad para unas doce personas íbamos a toda leche a ritmo de pitidos, chillidos y pedrolazos, mientras esquivábamos gente, bicicletas, otros vehículos aun por definir y animales de granja. Una vez fuera del slum, me di cuenta que no había ni pasos de peatones, ni semáforos, ni señales de ningún tipo, ni nada. Yo, que me hice creyente de golpe, y me puse a rezar mientras bajamos una cuesta a una velocidad del todo inadecuada para las circunstancias, vi cumplidas mis plegarias avistando al fondo un semáforo que para mi satisfacción absoluta se ponía en rojo. Conforme nos acercábamos comprendí que el conductor ni se había planteado siquiera la posibilidad de parar y atravesamos la encrucijada de caminos a toda leche haciendo que los coches de la perpendicular frenaran en seco. Todos los cruces eran así, el más valiente pasaba, un tipo de conducción agresiva total que yo llevaba un poco mal, sobre todo después de cruzarnos con dos accidentes. Había señales en las partes céntricas de Nairobi, pero yo nunca las he visto con menos autoridad que aquí. Decidí distraerme como fuera para no sentir ese vacío estomacal cada vez que tomábamos una curva, y observe que Nairobi era una ciudad bien bonita, con grandes edificios y grandes caseríos que ocupaban mucha extensión de terreno, pero lo mas llamativo para mi fue esa naturaleza exuberante con esas flores y esos árboles grandiosos por todos lados. Me quede asombrado y empecé a soñar como seria el viaje a Marsabit y la naturaleza fuera de la gran urbe que ya me tenia anonadado. Cuando llegamos al destino tras pasar ese laberinto de ciudad con ese engendro de calles disparatadas que para más INRI tenían el sentido de la circulación a la inglesa por eso de haber sido colonia. Salí escopetado del matatu y empecé a pensar en la elaboración de un videojuego a mi vuelta a España. En la parada de matatus los veía pintados de todos los colores, con todo tipo de combinaciones de luces traseras, pegatinas enormes de fútbol, religión, animales y todo lo estridente que se pueda llegar a imaginar. Era la primera imagen de una nueva vida. Me sentía como si hubiera vuelto a nacer.
Allí nos esperaban los jesuitas, que nos llevaron en coche a una ricachona zona residencial justo al lado de un slum. Ahora comprendería porqué bromeaban acerca de ese sitio la noche anterior, y lo llamaban "la vida Bourgeois"
27.Día 9: STREET BOYS
Sin embargo había chavales encantadores, y que se tomaban las clases en serio y querían prosperar, entre ellos estaba Elvis, un niño muy inteligente y con grandes cualidades. Yo daría cualquier cosa por sacarlo de esa situación y proporcionarle un futuro. Me dediqué por la mañana a hacerles compañía y hablar con ellos. Por la tarde iríamos a jugar al fútbol a un descampado. A mi me toco en el equipo de los abusones (los grandes) y íbamos rotando con los equipos de los pequeños, los que lógicamente no tenían nada que hacer. La pelota se nos coló varias veces, había un par de chupones insoportables, y acabamos rendidos y exhaustos hablando de todo un poco al final. Ya se que suena a tópico, pero ¿acaso no es el fútbol el lenguaje internacional? Lo único que no me explico es como podían correr y jugar así con el bote de pegamento enganchado en la boca. Nuestro portero era un espectáculo dantesco, totalmente tirado y sin capacidad de reacción pese a los gritos y chillidos que le dedicábamos cuando llegaba el equipo contrario. Quedé en unirme a ellos otro día, pues Elvis y otro amigo suyo querían que les hiciera un retrato (por la mañana ya les pinté un par de cosas). Hablamos sobre el pegamento y me prometieron que ellos dos jamás lo probarían pues sabían que crea dependencia y después de eso no tendrían posibilidades de futuro. Si pudiera mentirme a mi mismo me conformaría con eso. Pero sabía bien, que harían falta muchas otras cosas para que las vidas de esos niños no acabaran en tragedia.