lunes, 4 de diciembre de 2006

36.TRANSICIÓN

Por la mañana, tras las despedidas pertinentes, me encaminé hacia mi nuevo hogar. Dennis me acompañó pues le pillaba de camino, y me sorprendió con un regalo, una pulsera Masai, y una carta. Una vez mas, la carta no era mas que un conjunto de bonitas y exageradas palabras de amistad profunda, para contar con mi hospitalidad por si venia a España, o lo que pudiera surgir.

Ya en Kariobangi pude hablar de todas mis impresiones con tranquilidad con Encarnita, y compare los dos modos de trabajar de las dos comunidades. Ellos estaban en todo el meollo, y trabajaban muy humanamente, consultas, visitas, acompañamiento, estando muy volcados en el aspecto religioso y los sacramentos, siendo referentes para la gente. Ellas por el contrario trabajaban mas las cuestiones vitales de educación y sanidad, creaban infraestructuras, daban oportunidades reales, generando empleo y creando redes que permanecían una vez ellas no estuvieran, trabajando codo con codo con los kenyatas, y metiéndose en los problemas, buscando soluciones. Para mi ellas ponían toda la carne en el asador (y más), su trabajo requería mas esfuerzo y sacrificio (a todos los niveles) y estaba claro que yo comulgaba mas con esta forma de trabajar (igualmente tengo amigos que cogerían claramente la otra vía). Al finalizar mi exposición, Encarnita me dijo que había definido más o menos los dos típicos estilos combonianos.

Tras el rato de charla fui a mi nueva habitación. Podría contaros el regustillo de que estuviera limpio, el placer de tener una mesa, que hubiera un retrete donde sentarme, pero a decir verdad en aquel momento yo solo tenia ojos para esa maravillosa visión que tenía delante de mi. Colgando del techo, justo encima de la cama, había una preciosa y adorable mosquitera blanca.

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