lunes, 11 de diciembre de 2006

49.CIUDADANOS DE SEGUNDA CATEGORÍA

La mujer en las zonas rurales no gozaba de mejores condiciones que en la ciudad, de hecho la expresión más utilizada para definir su situación, era la de ciudadanos de segunda clase. Cuando los hombres se saludan la tradición es preguntar como están sus animales, luego como están sus hijos, y dentro de ese apartado, si acaso se puede hablar de la mujer. El sistema actual es el de "la dote", se hace un pago a la familia y la mujer pasa a ser de tu propiedad, de no hacerse el pago la mujer puede regresar a su casa si la cosa se pone chunga, sobre todo por los habituales maltratos. Uno de mis amiguetes en Nairobi me contaba como su mujer le había costado 15 cabras. Los cambios culturales y esta transición que viven las tribus, a veces empeoran la situación. Si antes los matrimonios eran convenidos, ahora con la llegada de la libre elección, hay mujeres que son repudiadas socialmente al quedarse embarazadas fuera del matrimonio o si no han sido circuncidadas (para evitar enfermedades [incluso la muerte], problemas futuros y otros muchos inconvenientes). A mi esto de la ablación femenina me creaba muchos quebraderos de cabeza. Y como ya no daba más de sí, le pregunté a la hermana Ornella: ¿Como es posible hacer un cambio, que consideras que es lo racional y correcto, sin entrometerte en una cultura distinta, ni imponer una idea externa? ¿Es bueno pretender ese cambio? ¿Existe alguna vía posible o que sea respetuosa? Sin pensarlo mucho me respondió que ellas lo que hacían era hablar del mensaje de Cristo, que si tenia una buena acogida creaba posteriormente un conflicto en el seno de la tribu por las contradicciones de la tradición y la nueva propuesta. Se generaba entonces un debate en el que al menos se cuestionaba el orden social imperante. ¿Alguien conoce una formula mejor?

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