lunes, 11 de diciembre de 2006

45.Día 19: TURKANAS, SAMBURUS, RENDILES, GABRAS Y BORANAS

Cuando hacia la pregunta sobre cual es el mayor problema de Kenya, me sorprendió que la respuesta fuera unánime: el Tribalismo. Me costaría entender toda esta cuestión de hostilidades entre tribus y su significado a escala estatal. Esa mañana íbamos a Songa, un poblado Rendile, y pude hacer las primeras fotos y la primera filmación para mi reportaje. Betta tenía una clase con los niños. La hermana Alberta iría a charlar con un grupo de mujeres. Nuestro guía se llamaba Andrew, y era el catequista (algo así como el responsable en temas cristianos) de la zona. Su tema de conversación casi exclusivo era la hostilidad con los Borana, y las cuestiones tribales.
En Kenya existen 24 tribus, agrupadas por zonas. A grandes rasgos cada tribu tiene sus propias tradiciones y su lengua propia, siendo el swahili la lengua de comercio que procede de la costa, y que se ha constituido como lengua oficial. Sin embargo la urbanización de Kenya y la influencia exterior han creado muchos cambios que están cambiando a gran velocidad la conformación del país. Por lo que he visto, el norte al estar tan mal comunicado conserva mejor la tradición que la zona sur, que se ha desarrollado según los criterios de modernidad que imperan en el mundo. Pero aun así, la transición que viven estas sociedades se manifiesta de muchas formas: las cabañas utilizan nuevos materiales (latas, plásticos y cartones), las mujeres se cubren los pechos, las vestimentas se occidentalizan (sobre todo los hombres), la llegada del calzado…Internamente las mentalidades también cambian: llegan religiones que portan nuevas y beneficiosas ideas, la medicina natural se ve menos efectiva que la de los hospitales, se abandona una vida nómada para crear infraestructuras estables, y la educación primaria ha revolucionado del todo la convivencia entre chicos y chicas, suponiendo además un cambio drástico en la preparación y el razonamiento lógico de los jóvenes. La vida rural va decayendo para dar lugar a nuevos fenómenos como la migración a las ciudades (slums, nuevos estilos de vida, etc).
De cualquier modo, la tradición sigue bien arraigada e incluso en las urbes las distinciones entre tribus son claras y los ritos se siguen cumpliendo. Lo más común es la circuncisión, y ceremonias de matrimonio, danzas y cantos para la lluvia, la caza... En el norte del país, la circuncisión femenina es común (la conocida ablación). Nuestro guía Andrew, conocía el impacto de esta práctica en nuestras mentalidades occidentales, sin embargo el había circuncidado a todas sus hijas, porque si no, no había manera de casarlas. La cultura y la tradición tienen raíces profundas, y es algo que no cambia con facilidad.

44.LA HISTORIA DE LA SIMPATICA AMISTAD ENTRE SAMBURUS Y CHECOSLOVACOS

Durante el día vimos algún proyecto de cooperativa de mujeres en las que fabricaban todo tipo de colgantes, pulsera y todo tipo de artesanía con bolitas de colores y abalorios de los que utilizamos en España para hacer manualidades. También me percaté de que los trajes y vestidos tradicionales de las tribus Samburus y Rendiles llevaban estas bolitas. Me extrañó mucho, pues eso era un producto industrial, a lo que los poblados indígenas eran ajenos. La hermana Betta me explicó que de hecho antiguamente la elaboración de los trajes y las prendas decorativas era una tarea durísima en las cuales se debían buscar los materiales, fabricar los colorantes, hacer unas mezclas y trabajar el aluminio laboriosamente hasta dar con las pequeñas bolitas de colores con un agujero por el cual pasar los hilos. En la era colonial, llegaron a Kenya visitantes de la antigua Checoslovaquia, y portaron con ellos las preciadas bolitas de colores. Tras el descubrimiento, se llegó a un acuerdo a través de un trueque beneficioso para ambas partes. Los Samburus se evitaban un trabajo muy duro, siendo las mujeres beneficiarias de unas vestimentas menos pesadas y con mayor variedad de colores, y los checoslovacos descubrían un mercado fiel y numeroso en otro continente. Solo de imaginarme los posibles detalles de ese encuentro me entra la risa.

43.Día 18: LAS LLUVIAS DE OTOÑO

Después del arduo viaje hasta el norte dormí como un lirón. Durante mi viaje a Kenya no me costaría nada dormir, pues al cabo del día estás física y sobre todo, psicológicamente agotado. Cuando desperté hice un pequeño giro por la ciudad con la hermana Alberta y una corta visita a los enfermos. Como el hospital de Marsabit era público, estaba de lo más sucio y descuidado (como casi todo lo que acaba en manos estatales). Pasamos por el tribunal (cuando se necesitaba se hacia venir un juez para casos concretos), la prisión, y el distrito central. Como era la estación de lluvias, estaba todo enfangado y el clima era muy húmedo. Estuvimos hablando casi todo el camino de la cuestión de la lluvia. A cualquiera que viera ese lugar tan verde y con tanta maleza, le costaría comprender que esa era una zona árida donde apenas llovía, y ese cambio drástico en el paisaje. De hecho, en la gran parte de las zonas ecuatoriales las lluvias vienen en dos épocas señaladas: cerca de octubre y de mayo. Son además grandes protagonistas y centro de la vida de las gentes de Marsabit, pues si no fuera por ellas no se podrían planificar ni el cultivo ni la ganadería. Los bosques pervivían por el agua del rocío y de las nubes que rozaban las copas de los árboles. Hay un fenómeno que se da cada 40 años aproximadamente, y es que no cae una gota de agua durante un año. Esto da lugar a las conocidas hambrunas: mueren las plantas, los animales, y el hombre sobrevive si acaso por la ayuda humanitaria. Hubo una hace dos o tres años; los misioneros recuerdan los animales muertos por las calles y las medidas de emergencia (no retrete, y severísimas restricciones en duchas y lavado de ropa), pero además hay toda una planificación y sistemas de almacenamiento de agua en bidones.
Por la noche conocí a un grupo de cuatro italianos que estaban unos días allá visitando el lugar y venían de una diócesis de Italia. Compartíamos historias y los italianos contaban las anécdotas de sus excursiones. Esa noche las misioneras nos contaban como hubo un tiempo que los elefantes iban por la noche, metían las trompas en los bidones y succionaban de un golpe toda el agua. A mi esto de encontrarte un elefante en el jardín como quien no quiere la cosa, me dejaba medio loco. Pero no seria la única historia que me impresionara. Ese día tuve la oportunidad de escuchar una de las historias más simpáticas y graciosas que he escuchado en mucho tiempo.

42.TERRITORIO MUSULMÁN

Una vez acomodado, la hermana Betta me invitó para que la acompañara a una reunión que tenia en una aldea cercana. No sabría describir bien a esta monja portuguesa de edad indefinible (25?, 30?, 40?, 45?), de risa constante y que iba de aquí para allá a toda velocidad. Le gustaban las nuevas tecnologías y hacia buen uso de ellas en los proyectos que llevaba. Como teníamos un largo camino, aproveché su alegría y buena disposición para hacerle todo tipo de preguntas acerca de la realidad de allí. Hablamos de todo un poco, pero quise preguntarle acerca del Islam, ya que en toda la zona norte es la religión predominante (en Nairobi también hay comunidades muy numerosas). Con anterioridad había hablado sobre los musulmanes con otra gente, y la verdad es que es un tema sensible. Los adjetivos mas sonados: ariscos, arrogantes, impositivos, fanáticos y otras lindezas. La llegada de los fundamentalismos está radicalizando posturas, y mientras los proyectos e infraestructuras cristianos acogen a todo el mundo sin atender a su creencia religiosa, los musulmanes tienden a atender exclusivamente a los musulmanes en sus ambulatorios y escuelas. Cuando le pregunte a Jesús Lobato sobre como era la vida de los cristianos al norte del país, el respondió que a veces recibían amenazas, o les tiraban piedras por la calle, y que les quemaban las casas. Yo comencé a reír, y él, girándose, me miró muy serio (expresión extraña en su cara), y me dijo que no era una broma.
Sin embargo, la hermana Betta me dijo que allí en Marsabit, tanto ellos como los cristianos eran respetados y no existía rivalidad entre religiones, que la rivalidad verdadera era entre tribus. Los misioneros han levantado allí las primeras escuelas y centros de salud y hay un profundo respeto y buen trato por parte de los musulmanes, lo cual no quita que en zonas concretas haya recelo y se hayan dado malas experiencias. Para la hermana Ornella todas las religiones tienen cosas buenas que enseñar, (conocía bien el Corán y hablaba con propiedad), pero ahora le preocupaba que los sermones en las mezquitas (había muchísimas en Marsabit y alrededores) atacaran al cristianismo, en vez de hablar de sus ideas propias.
Sea como fuere, el Islam conecta mejor con las tradiciones de las tribus del norte de Kenya, por compartir cuestiones como la poligamia, la figura de la mujer en la sociedad y el acceso a la posición de Imán, relativamente más fácil que con la religión cristiana. De hecho, suelen ser las mujeres las más interesadas en el mensaje de Cristo, y por ello esa tarde teníamos una reunión con un pequeño grupo de ellas. La aldea era una preciosidad, en lo alto de una colina, se avistaba el inmenso desierto de piedras y tierra seca que se extendía hasta el horizonte. Allí la gente era analfabeta. Sor Betta, me dijo que a eso lo llamaban primera evangelización, que era algo tan sencillo como llevar el mensaje de Jesucristo a sitios donde nunca antes había sido escuchado, siendo una labor dura, con pocas gratificaciones, y muchas dificultades. A mi eso de ir a evangelizar a la gente, no me agradaba demasiado en un principio, como idea me producía un cierto rechazo, pero sentía curiosidad. En una choza con un pequeño huerto, un par de cabras y algunas gallinas, nos esperaban tres mujeres, y algunos niños. Vestían con telas preciosas de colores pardos, azules y violetas que envolvían su cuerpo, tapando el pelo, y dejando descubierta la cara, pero no porque fuesen musulmanas, sino porque así visten tradicionalmente las mujeres de la tribu Borana. Vestían como nosotros conocemos la imagen de la Virgen Maria, algo típico en los pobladores de las zonas desérticas, donde necesitan protegerse del polvo. Comenzó la reunión donde hablaban y discutían en swuahili de pasajes de la Biblia. Sentado en el suelo, me quede un poco al margen como espectador privilegiado. No voy a contar todo aquello que paso por mi cabeza esa tarde, necesitaría otro Blog, pero en esa choza comprendí muchísimas cosas. Tengo una imagen grabada en la memoria: Delante del fondo marrón de la pared de la choza, con la luz tenue del atardecer, tres mujeres están sentadas en el suelo, con mirada atenta escuchan a una persona que ha llegado al poblado con una cruz como símbolo colgado al cuello. Era como si hubiera retrocedido cientos y cientos de años en el tiempo, y estuviera contemplando en primera persona el nacimiento de nuestra civilización.

41.Día 17: KENYA: EL LUGAR DONDE NAUFRAGÓ EL ARCA DE NOE

Como si fuera el día de los reyes magos me levante y me puse las zapatillas corriendo para salir fuera de la casa, y llevarme la decepción de ver otra vez esa enorme y espesa columna blanca. Sin embargo, el destino me tenía reservada una sorpresa, y ya puestos en marcha, la montaña solitaria empezó a desnudarse poco a poco para enseñarme su belleza en todo su esplendor. Suave y lentamente las nubes se desplazaban al Sur, hasta que pude ver con claridad la cumbre. Tenia varios picos que retorcidos parecían arañar el cielo. Paraíso de los escaladores, era un fenómeno especial, por dominar tanta extensión de terreno en solitario (enorme contraste entre las grandes planicies y la altitud de la montaña), y por tener nieve en la cumbre pese a estar en el ecuador de la Tierra. Pero no iba a ser la única alegría de ese mágico día. Al pasar la ultima ciudad con carretera asfaltada, entramos en una tierra donde aun imperaba la ley de la naturaleza, el Land Rover atravesaba como podía los lodazales, las piedras, y toda clase de baches que solo un camión o un Land Rover podría superar. No era difícil, pero para ser la carretera que conectaba con Etiopia, dejaba que desear. A ambos lados de la "carretera" empezábamos a ver una naturaleza cada vez más impresionante, hasta llegar al costado de la Reserva Nacional de Losai, que era un área tan grandiosa, que ningún fotógrafo podría soñar en captar con la cámara. Allí habitaban los animales más famosos y variopintos. Las campañas de Marketing hablan de Kenya, como el país de los cinco grandes: el león, el elefante, el rinoceronte, el leopardo y el búfalo. Que se haya discriminado de esta selección a la jirafa o la cebra, habla por si solo del machismo imperante hasta para valorar las cualidades de los animales. Ver a estos animales en su hábitat natural es un espectáculo inolvible, pero desde la carretera que estaba un poco distante de la Reserva, era difícil. Yo estaba hiperemocionado, como un niño chico, examinando la maleza a ver si veía algo. Casi nos llevamos un disgusto cuando no pude reprimirme y solté un fulminante pedazo de chillido, mientras señalaba con el dedo: ¡¡¡¡¡¡UN MONO!!!!!! Tras el frenazo pertinente, decidieron dejarme el asiento delantero, vista la emoción. No veríamos a los grandes animales de la sabana africana pero nos topamos con grandes águilas (que aquí son de los animales normaluchos), monos, babuinos, todo tipo de aves, tiki-tikis (gacelas enanas) y perritos de la pradera, además de enormes hormigueros (1 metro y medio), nidos y heces fecales en mitad del camino que tan solo un elefante era capaz de engendrar.
En el este de África existe una falla que cruza en vertical varios países y ha dado lugar a unas condiciones geológicas muy especiales, es la llamada región de los grandes lagos, y el famoso Rift Valley, estas grandes planicies con algunas colinas, son ricas zonas de pasto, con un clima constante durante el año; lo que ha permitido toda esta biodiversidad. Es todo un laboratorio de la naturaleza. Llegamos a una zona en la que la maleza no permitía ver a ambos lados del camino, Jesús Lobato dijo que a ver si teníamos suerte, pues esa era la zona estratégica para los atracadores, que salían armados y te quitaban todo. Por suerte no paso nada, pero se me quedaría grabado ese lugar en forma de pesadilla. También atravesamos varias aldeas y poblados indígenas, pudiendo ver en primera línea las casas de tejados de paja, las vestimentas tradicionales de esas gentes, las lanzas, los adornos y pinturas… Yo me veía como en un cuento. Por lo general eran pastores, y había muchos animales de granja, lo más pintoresco fue ver tantos dromedarios.
Hicimos una parada en una misión cercana para entregar unos paquetes y me dispuse a hacer unas cuantas fotos a las misioneras. Cerca de donde estábamos había una mujer preciosa, y es que en áreas rurales las mujeres están más limpias y lustrosas que en las periferias de Nairobi, ésta en concreto vestía tradicionalmente con telas y collares bellísimos, además era más alta que yo, y muy esbelta. Yo estaba totalmente enamorado, y les pedí a las misioneras que posaran con ella, fue entonces cuando ella abrió la boca para pedir dinero si quería la foto, y descubrí que no era ni más ni menos que el mismísimo "cuñao" africano, cada diente por su lado. Mi sueño romántico de la bella y dulce indígena se disolvió tan pronto como había aparecido. Por lo demás, se notaba el cambio que sufrían aquellas sociedades, las cabañas se realizaban con materiales como cartones y plásticos, los habitantes empezaban a comercializar sus artesanías, los vestidos tradicionales convivían con nuevas prendas de vestir, y se veían latas y cartones, reciclados para otros usos, que en el pasado portaron ayuda humanitaria (sobre todo de Estados Unidos).
Según me habían contado Marsabit era una ciudad en zona desértica, pero cuando llegue me encontré un vergel verde y húmedo, y un pueblito un poco pintoresco. Al llegar a la casa recibimos la calurosa acogida de los padres. Había tres hermanas, yo le portaba un saludo afectuoso desde España de una antigua compañera de ellas, y que yo conocía de hacia tiempo (Sor Esperanza), las note frías y un poco distantes. Con el tiempo descubriría que eran exactamente lo contrario. Y por si mi idea sobre lo que podía ser una monja se había roto hacia tiempo, ahí estaba Sor Betta para destrozarla por completo.

lunes, 4 de diciembre de 2006

40.UN INMENSO JARDÍN BOTÁNICO

Los misioneros combonianos, tienen un cada país, una casa-base, que se llama “Casa Provincial” con gran capacidad de alojamiento y en zona segura. Allí se celebran reuniones, mítines, retiros, y se alojan los misioneros cuando están de paso. Es también el referente para situaciones de urgencia. En la casa provincial de Nairobi se encontraban Jesús Lobato y el padre Juversinho, de México y Brasil, respectivamente, mis compañeros de viaje rumbo a Marsabit. Como había que reparar el coche, salimos tarde y así aprovechamos para ver el partido en diferido del Barcelona – Chelsea (que terminó en empate [2-2]) y que emitía la televisión kenyana. Jesús Lobato amaba la música y el cine, y sabia de nuevas tecnologías, Juversinho tenía pinta de sabio y aventurero capitán de barco. Juntos eran un espectáculo, eran viejos camaradas, bastante chistosos y descuidados pero sobre todo compañeros de muchas fatigas. Tras recoger algunos materiales, nada mejor partir hacia la aventura en un Land Rover del año de la polka. Conforme salíamos de Nairobi, la vegetación iba en aumento, y me tenía deslumbrado. El Jacaranda es un árbol que parece que tiene la hoja violeta, y es uno de los emblemas de Kenya, es alto y estilizado, pero lo que parecen hojas, en realidad son flores, que caen con facilidad, creando una especie de alfombra violeta allá donde esta el árbol. Durante el viaje vimos extensas plantaciones de piñas, bananeros, el originalísimo árbol del aguacate, y todo tipo de diseños vegetales que te daban la impresión de estar en una galería de arte. Había un árbol, con flores rojas en la copa, enormes y abiertas, cuyo nombre es algo relacionada con “llamas de fuego”. Aquí para recibir la luz la naturaleza ha encontrado las más variopintas soluciones. A mi me sorprendió que la planta del típico “Pascuero” navideño crezca aquí como árbol, y tenga las hojas rojas perennemente. El paisaje era una autentica maravilla, y atravesamos sobre todo plantaciones agrícolas, de arroz, bananas, y otros alimentos que no sabría decir. Aquella tierra tenia una magia especial, y no pude evitar el sentir una nostalgia terrible y pensar en España mientras miraba tras el cristal del coche, era como cuando te estas enamorando de algo y sin quererlo reconocer, procuras distanciarte. Empezó a caer una lluvia torrencial y vi interrumpidos mis pensamientos por la sonora carcajada de Jesús Lobato: pese a las reparaciones, a la vieja maquina que conducía no le funcionaban ya los parabrisas. Era como para matarnos literalmente por esas carreteras de Dios con tantos baches y tan estrechas, pero mis compañeros se lo tomaban con toda la guasa. Así hicimos el viaje hasta llegar a Nanyuki, donde nos quedábamos a dormir en otra casa de misioneros. Atravesamos unos cartelitos que decían que estábamos pasando por el Ecuador, no es por nada, pero estos detalles me parecen simpatiquísimos.

El paisaje había cambiado y nos adentrábamos en una zona de grandes planicies y menos urbanización. Desde allí se podía avistar el Monte Kenya, (la segunda montaña más alta de África), pero normalmente estaba envuelto entre nubes. De todos modos era un espectáculo ver esa enorme extensión de terreno con esa columna blanca de nubes en solitario. Confiamos en tener suerte al día siguiente para poder verlo. Cuando fuimos a reparar el coche, pude ver en el taller un enorme y flamante Níspero, mucho más grande que el árbol que tengo en el patio de mi casa en Granada. En este caso podía medir 4 metros y gracias al clima, estaba cargado de frutos.

39.AMISTADES ASIÁTICAS

En las noticias televisivas y en los periódicos, no era raro encontrar menciones a Asia, que cada vez tiene mas presencia en el Este de África. El presidente de Kenya, Kibaki, estaba realizando por entonces una visita a China, un país del que reciben inversiones muy importantes. No obstante, la influencia más importante procede de la India, que tiene mucho peso en la economía del país. Se podría decir que la mayor parte de las grandes empresas y de las grandes superficies comerciales son indias, y que los hindúes son la minoría más poderosa de Kenya. Tanto es así que en el país vecino, Uganda, fueron expulsados por un antiguo presidente por culparles de controlar la economía (posteriormente volverían a entrar en el país y reconstruir su “imperio comercial”). Yo encuentro que son como los judíos para Estados Unidos, con un carácter también muy marcado. Al lado de sus hermosos templos, existen auténticas comunidades donde practican su estilo de vida y no se mezclan, ni se integran con el resto del país. Todo esto da que pensar, parece una de las claves importantes del futuro de África.