miércoles, 29 de noviembre de 2006

25.CONFLICTOS MORALES

La gente de Kenya sabe acoger bien, y les agrada que los extranjeros se interesen por la realidad del país, así que esa mañana hablamos sin descanso de muchas cosas (aparte del sida). No hacia falta venir a Kenya para saber de las desigualdades entre nuestros países y las oportunidades que nosotros tenemos, pero palpar la realidad tan de cerca te hace comprender mejor. Yo les hable de mi generación, los llamados mileuristas (1000 euros mensuales al mes en el primer trabajo), claro, ellos no sueñan ni con un sueldo parecido, ni con cualquier sueldo que no signifique vivir al día. Ellos sueñan con construir una vida digna (casa, hijos, estabilidad), y a ello se entregan, siendo las familias estructuras delicadas de compensación entre los miembros de la misma. Mientras tanto, nosotros invertimos en nuestro tiempo de ocio, (a ellos saber que alguien puede tener un sueldo mientras vive en casa de sus padres sin el gasto de casa y comida les parece una obscenidad total, que se queje de falta de oportunidades en una sociedad como la española, les parecía una inmoralidad) y si bien es cierto que ni en África, ni en Europa ni en ningún sitio, a la gente le gusta esforzarse y dar un palo al agua, aquí encaran la situación y enfrentan los problemas de una forma que en Europa sería admirable. Aquí nadie se lamenta. Hablamos de estas y otras cosas, estableciendo comparaciones en todo tipo de situaciones. Si lo pienso bien, nada que no supiera ya. Ahora bien, hay cierto tipo de conversaciones y actitudes en las que no pienso reincidir nunca jamás. Volver a España va ser difícil sobre todo ahora que soy alérgico total al victimismo y la queja sistemática.

Por lo demás, la reunión fue bien, sacamos un proyecto interesante y nos volveríamos a reunir en cuatro días. Fue hacia el final cuando descubrí que el único interés que tenían en que estuviera en la reunión era el poder obtener soporte económico español una vez saliera de Kenya. Yo a estas alturas ya tengo cierto complejo de Papa Noel, porque mucha gente se me acerca con demandas y me tantea a ver que puedo dar (los niños son más claros y van al grano: tienes un reloj?, me das tu mochila?, dame 1000 chelines…), pero claro, es como un flotador al que todo el mundo quiere agarrarse. Aquí estoy comprendiendo muchas cosas, y aprendiendo a tener las ideas muy claras: quien soy, que pretendo, que oportunidades y apoyos poseo, las consecuencias de mis acciones, mis prioridades, mi estilo de vida... Hacer este orden y limpieza interior y alejar ese típico sentimiento de culpa es una experiencia que recomiendo (aunque siempre hay cabos sueltos) y por otro lado me siento más útil. El padre John me ha enseñado que ayudar no es hacer un esfuerzo por una causa, frustrarte por no conseguir los objetivos o sentirte auto complacido por los resultados. Ayudar es cuestionarte cien veces las cosas y analizar minuciosamente el entorno, es conocer a la persona de enfrente (motivaciones, cultura, luces y sombras), estar a su lado (no por encima o por debajo), es trabajar en equipo creando estructuras estables con ideales fuertes y medidas para que estos se respeten uno vez tu no estés, es evaluar todos los días el resultado de tus acciones estando en un proceso de aprendizaje abierto, y mientras tus intereses sean puros y auténticos y tengas una mínima coherencia contigo mismo no debieras desanimarte. África además necesita fortaleza, paciencia y sobre todo continuidad. No me iba a ser tan fácil ser de ayuda como tenia pensado.

No hay comentarios: